domingo, 19 de julio de 2009


TEMA 3
AMAR LA NUEVA VIDA.


El tema del día de hoy te permitirá reconocer la importancia de la propuesta
que nos hace Dios, la cual es un llamado a nacer de nuevo por medio del
Espíritu Santo; comprenderás como a medida que dispongas tu corazón a la
acción de Cristo, tu vida será renovada completamente y disfrutaras de la
salvación eterna.

La vida Nueva, implica estar en constante cambio y conversión a Cristo.
Para hacernos una idea de lo que significa convertirse, citaré un ejemplo del padre Diego Jaramillo, ejemplo impactante de conversión negativa: “Cuentan que Leonardo da Vinci al pintar la ‘ultima cena’ escogió al joven Pietro Bandineli como modelo para el rostro bondadoso de Cristo, y que algún tiempo después, buscando como expresar los rasgos de Judas fue a la cárcel y escogió a un encarcelado, cuyo rostro reflejaba odio, ansiedad y pasión. Pero su sorpresa fue grande: el prisionero elegido como modelo era el mismo Pietro Bandineli que tiempo atrás había servido (como modelo) para dibujar a Jesús”.
EL lograr la conversión no es un acto instantáneo o un acto mágico, es el fruto de un proceso de reconocimiento y de aceptación de Cristo Jesús, de su Voluntad, de su AMOR y de su disciplina.
Los Santos de nuestra madre la Iglesia Católica no se han hecho de la noche a la mañana, sino después de que estos siendo pecadores dejaron lograron santificarse en su diario vivir, por esa razón existen santos y santas campesinos, militares, sacerdotes, laicos, abogados, etc.
Convertirse es dar fe de una Nueva Vida que deja las tinieblas y se convierte en luz.
Existen muchos ejemplos bíblicos de personas, humanas como nosotros que cambian de vida cuando conocen, tocan o escuchan a Jesús. Existen dos ejemplos del evangelio de conversión, el primero el de una mujer adultera (Juan, 8. 1-11) que después de ser defendida y perdonada por Jesús deja su vida de pecado y cambia. A la mujer adultera todos querían matarla a pedradas, Jesús, ni siquiera él la juzgo, sino que la perdonó, así como quiere hacer con nosotros si nos ponemos como la mujer adultera ante su presencia.
El segundo ejemplo es el de Zaqueo, aquel cobrador de impuestos bajito de estatura que buscó mirar a Jesús y que a cambio recibió la visita del Salvador a su casa (Luc, 19. 1-10). Sin importar lo pecadores que somos hasta el momento de conocer a Jesús, todos sin excepción tenemos la Gracia de ser perdonados y de cambiar de vida. Así como Zaqueo y la mujer adultera lo hizo, usted también lo puede hacer, encontrarse con Jesús y cambiar, transformar su vida para bien.
Si nos damos cuenta, quienes se convierte, primero se reconocen pecadores, necesitados de perdón y del Señor, para eso debemos solicitar la luz de Cristo para saber en qué y como cambiar.
La conversión o el cambio no es solo mejorar de vida por un momento, es una práctica que debe hacerse constante y a diario pero dirigida siempre hacia Jesucristo como ejemplo de santidad. Debemos llegar al punto de ser Jesús e instrumentos de su amor en la tierra. Continuar su obra de salvación en el ministerio que ejercemos.

AMAR LA VIDA NUEVA, implica en síntesis el hecho de permanecer y perseverar en la Iglesia ya que debemos estar unidos a Jesús pues es El “la vid y nosotros las ramas”. Solo así se puede obtener madurez y crecimiento espiritual.

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